"Lobbing de andar por casa" o " el arte de dejarse caer": Dícese de la actividad de relaciones públicas, reparto de currículos vitae y cartas de presentación, comúnmente englobada en lo que se viene a denominar como "búsqueda activa de empleo". Esta característica es propia de personas en situación de desempleo o becarios a punto de caducar, y suele ser de enorme utilidad en entornos profesionales como el de la comunicación.
Bueno, pues eso he estado haciendo desde mi última entrada en esta nueva época del blog: visité a mis ex compis del Congreso, me colé en la redacción de El Economista para saludar a antiguos colegas y de paso eché CV en algunos sitios como el Grupo Intereconomía (por tercera vez, siempre que me quedo sin curro paso por allí) o el 20 Minutos que posee una redacción muy chula.
Humildemente voy a escribir algunas reflexiones sobre el arte de dejarse caer o el Lobbyin de andar por casa. Estas visitas pueden servir para que tu cara no termine difuminándose en el recuerdo de tantos y tantos ex becarios, antiguos compañeros o redactores que han pasado por un determinado medio. O también pueden ser fuente de nuevas oportunidades o, al menos, para retomar viejas amistades. Efectos contraproducentes: la morriña, la sensación de estar ajeno a todo el jaleo, de asistir a un documental en tiempo real y, algunas veces, la constatación práctica de que en tu profesión las cosas están muy crudas.
Y esto último fue lo que hice en el Congreso de los Diputados, donde me reencontré con mucha gente a la que tenía ganas de volver a ver: muchos periodistas con los que he aprendido mucho y pasado ratos muy buenos. Así como de mis antiguos compañeros del Departamento, que me acogieron estupendamente.
Equipaje para un buen lobbista de andar por casa:
- Currículum Vitae, a ser posible en color, y es recomendable llevarlo disimulado tras una carpeta y sacarlo sólo si se ve la ocasión.
- Llevar tus mejores galas. Juvenil y formal. La imagen te hace el 30% del trabajo, abre puertas y tus interlocutores verán que eres una persona educada, que guardas las formas. No echaría mano del traje en estas ocasiones, a menos que vengas de una entrevista o de alguna actividad similar
- Escoger el momento adecuado para tu visita. A un periódico no vayas a partir de las 7 de la tarde. Hay una regla no escrita: Cuanta más cercana esté la hora del cierre, menor será la atención que te presten las persona a las que ha ido a ver. Lógico, están trabajando. Al respecto, la diferencia entre un martes y un miércoles cobra una relevancia insospechada.
- Bolígrafo, papel, agenda... Nunca sabes en qué momento te pueden proporcionar un correo electrónico, un número de teléfono o de móvil que pueden ser de mucha utilidad.
- Naturalidad, sé tu mismo. Porque si eres un mero interesado, no te preocupes que lo van a saber enseguida. En realidad, mucha gente ya sabe porqué estás ahí y conoce tus circunstancias. El lobbing ya no es exclusivo de las empresas, ahora se lleva esto de venderse a uno mismo.
- Hablar con los "imprescindibles", léase antiguos jefes, directores, subdirectores, etc... Fundamental: Depende del nivel de acceso que llegaras a tener en el pasado. No te presentes en el despacho de un jefazo si sabes que no va a tener ni p... idea de quién eres.
- Esta se contradice con la anterior, pero es importante: Hay que echarle cara al negocio, si las circunstancias así lo reclaman. Me refiero a que si se puede, conviene entrar en la redacción del medio o empresa informativa a la que vayas a entregar tu currículum. Si conoces a alguien, llámale antes y avisa de que vas a ir. Las sorpresas son agradables, a veces sale todo bien, pero es normal que te digan que no está tu contacto o amigo.
- Dejarse caer con cierta periodicidad, pero sin dar la impresión de que eres un pesado, un mero lobbista interesado de andar por casa. Si les quieres o les recuerdas mucho, ve a verles, pero de vez en cuando.
- No saldrás con un trabajo bajo el brazo, no, no y no. A menos que hayas nacido con una baraka (suerte) como la de un leonés que yo me sé, estas visitas sirven para engrasar la agenda. Y sobre todo, para seguir en contacto con gente que te aprecia y a la que has tomado cariño.
- Constancia, constancia, constancia... Hay que estar ahí...
Conclusión: Seguramente este breve listado no reune la más mínima base científica, ni tampoco es la obra de un cínico con mucho tiempo libre. Las actitudes pasadas, presentes y futuras son fundamentales para el lobbista de andar por casa.
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