sábado, 3 de septiembre de 2011

La JMJ en cuatro pinceladas (I): Una visión personal



Estimados amigos:


Siento no ser un bloquero constante y celoso, pero la pulsión de teclear continúa intacta y sólo necesitaba un aliciente que me empujara escribir. Esto lo he hallado en la pasada Jornada Mundial de la Juventud, que tuvo lugar en Madrid del 16 al 21 de Agosto. Un acontecimiento cuya magnitud no se alcanza a comprender hasta que uno no la vive en directo y desde dentro, preferentemente como peregrino; aunque desde el lado de la Organización tampoco faltan experiencias, que merece la pena experimentar.



El hombre propone, Dios dispone. He sido peregrino en dos JMJ anteriores a la de Madrid, en concreto, pude disfrutar de la hospitalidad alemana en Colonia (2005) y de la magnificiencia de Roma en 2000, donde asistí a una emocionante vigilia junto al difunto pontífice y futuro santo de la Iglesia Juan Pablo II. Esta última resultó a la postre muy importante para mi vida, de igual modo que la cita en Colonia, vino a alimentarme espiritualmente en un momento complejo. En esta ocasión, tras conocer la nominación de Madrid como la sede de la Jornada Mundial de la Juventud en 2011, abrigué el proyecto de cubrirlo, de vivirla, como periodista. Me imaginaba publicando en algún periódico, disfrutando de las incomodidades de una amplia sala de prensa compartiendo espacio con medios de todo el mundo. Incluso, mi alocada mente llegó a visualizarme próximo al Papa y recogiendo sus declaraciones. Huelga decir que nada de esto ha sucedido, y que me he quedado con la miel en los labios... Una página en ABC, dos semanas antes de la JMJ, es el testimonio para la posteridad de mi incursión periodística. Y lo intenté, fui pesado y llame, llame y llame... Vamos, que no me tuvieron en cuenta a la hora de la verdad.



Y de voluntario me colé en la fiesta de los jóvenes católicos... Me apunté un poco para no dejar sola a mi madre, y arrimar un poco el hombro en la Parroquia, pero para nada pensaba ejercer de tal. A lo sumo, contemplaba la realidad de convertirnos en familia de acogida pero poco más. Pues bien, como suele suceder en a veces las circunstancias nos marcan un camino distinto y a pesar de nuestra resistencia, finalmente uno termina transitando por la senda señalada. Así que me puse el polo verde y comencé por matar mi tiempo libre dando desayunos en el Colegio Pasamonte a las casi 300 peregrinos alojados provenientes de Francia, Canadá (Vancouver) y China (Hong Kong, donde aún hay una cierta tolerancia religiosa). Pero uno comienza por repartir Cola Cao, un bollo de chocolate y un zumo; para concluir durmiendo varias noches en saco en el colegio rodeado de peregrinos franceses o intentado mediar entre un conductor de autobús poco ducho en idiomas y un sacerdote chino, que no entiende la flexibilidad horaria propia del modus operanti español. Y como ese traje de origen alienígena que se pega al cuerpo del incauto Spiderman, el polo verde fue inundando cada hora de aquella inolvidable semana: bien conduciendo a grupos de franceses, mexicanos e italianos al Metro, a comer o a la parada del autobús, bien cogiendo mi cámara réflex para recorrerme los colegios e institutos a cargo de la Parroquia para inmortalizar el momento.


No quería implicarme, y finalmente hasta le tomé gusto a la fregona y la escoba en la operación limpieza, que sucedió a la salida de "nuestros" amigos peregrinos.


Continuará...

1 comentario:

  1. ¿Qué opinion te merece que se cedieran gratuitamente escuelas públicas para promover un culto privado?

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